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  2. Publicación No. 2
  3. Benito y lo tradicional: valoración de los insumos químicos y la agricultura de milpa en procesos de reconfiguración

Benito y “lo tradicional”: valoración de los insumos químicos y la agricultura de milpa en procesos de reconfiguración

José Manuel Oyola Ballesteros
El Colegio de Michoacán
jmoyolab@unal.edu.co

Fecha de recepción: 18 de enero de 2019
Fecha de aceptación: 19 de septiembre de 2019

En la parte sur de la sierra Madre Occidental se encuentra el Gran Nayar, una región cultural, histórica y geográfica[1] en donde se han establecido las comunidades indígenas wixaritari (o huicholes), nayerite (o coras), o’dam (o tepehuanes) y mexicaneras, además de diversos poblados mestizos. Aquí los grupos indígenas, y en el caso particular de los wixaritari, su actividad agrícola de temporal (en época de lluvias entre los meses de junio y octubre) están fuertemente entrelazados a la vida ceremonial familiar y comunitaria. De igual manera, el maíz, más que un grano para comer, es la madre de quien se origina los vínculos parentales en los ranchos y, por ende, la organización social y territorial.[2]


Figura 1. Mapa de ubicación de la comunidad indígena agraria San Andrés Cohamiata. Fuente: elaborado por Marco Hernández y el autor.

Con la llegada del indigenismo en la década de 1960 —el Instituto Nacional Indigenista construyó el primer Centro Coordinador Cora-Huichol en Mezquitic, Jalisco, en 1960—[3] y el desarrollo del Plan Huicot en 1975,[4] el gobierno federal buscó modificar las prácticas agrícolas entre los wixaritari e incentivar la integración de la producción de maíz a circuitos comerciales más amplios. El uso de fertilizantes e insumos químicos y la siembra de semillas híbridas trabajadas en campos experimentales fueron los pilares de trabajo con las que las instituciones de gobierno buscaron modificar las prácticas agrícolas. Aunado a ello, la experiencia de los wixaritari en cultivos comerciales en los estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas y Sinaloa los han acercado a conocer diversos tipos de herbicidas, los cuales hasta la década de 1990 fueron apropiados para la agricultura local.[5]

De una u otra forma el uso de nuevas tecnologías agrícolas han dinamizado las relaciones entre los wixaritari y el uso del tiempo de manera individual y colectiva. Así como lo han hecho históricamente, los wixaritari se posicionan como un grupo indígena que no se ha autoexcluido de los procesos coyunturales nacionales, sino que, por el contrario, han utilizado y apropiado los diversos elementos que los actores sociales externos (individuales, grupales e institucionales) movilizaban a la hora de interactuar con ellos —vale aclarar que esta misma relación de apropiación se dio con el maíz en época prehispánica—.[6] Por ello se hace importante pensar históricamente la forma como ciertas prácticas y conocimientos, que hasta una época eran externas, son revitalizadas a nivel local para mantener la reproducción cultural de una comunidad específica.[7]

El presente artículo tiene el objetivo de exponer las ideas del profesor wixarika de agroecología, Benito Carrillo Montoya, a propósito de la incidencia que las nuevas prácticas agrícolas puedan tener en la cultura wixarika, y en la relación que su pueblo tiene con el maíz. Tiene especial interés su concepción acerca de la tradición vinculada con el trabajo agrícola familiar y colectivo, pues asienta que el uso de insumos químicos no sólo puede amenazar la salud física, sino que también está desestructurando la colaboración y la unión comunitaria. En cuanto a la organización del artículo, he decidido copiar un fragmento amplio de la entrevista para que el lector pueda destacar y reflexionar de manera independiente las frases del profe Benito. Después de esto, he decidido hacer un somero análisis que destaca la idea de tradición y el uso discursivo de los tiempos verbales.

La invitación está hecha. Imaginen caminar por entre las escarpadas barrancas de la sierra Madre Occidental, cuidar de su milpa en una ladera que algunas veces tiene 45° de inclinación y darle de comer a las plantas de maíz. Lleven las reflexiones de Benito a sus quehaceres, piensen en cómo los tiempos venideros dinamizan o modifican lo que han vivido de manera individual y colectiva.

Fragmento de transcripción[8] de la entrevista a Benito Carrillo Montoya.[9] 3 de septiembre de 2018. Comunidad wixarika San Andrés Cohamiata (Mezquitic, Jalisco)

José Manuel (JM): Estaba pensando: usted profe, ¿cómo ve… piensa que la agricultura ha cambiado mucho, digamos en los últimos 20 o 30 años?

Benito (B): Pues este, un poco, porque antes la tradición estaba muy arraigada, por decir pues, para esos entonces no se aplicaba lo que viene siendo la HERBICIDA. Entonces me imagino que ahora pues está ya está muy ligada pues al uso de insecticidas y plaguicidas. Entonces por lo cual pues se pierde lo que viene siendo la ayuda [se refiere al trabajo colaborativo en las labores agrícolas] en cuanto a la limpia de del maíz. Y además, la calidad del producto, no es ya puro, sino que es contaminado, y a la vez yo creo que la TRADICIÓN con eso se pierde, porque las prácticas de trabajo, pues no entrarían ahí ya, ya no se llevaría a cabo, porque nada más se aplica lo que viene siendo la herbicida, y lo que hace la gente en lugar de trabajar pues descansa. Sí.

JM: Pensaríamos más bien que el trabajo, digamos, del deshierbe, bueno la limpia, como se lleva a cabo, hace parte de la tradición (se refiere a lo que llaman el costumbre wixarika) ¿si? (interrumpe el profe con un “sí”). Digamos en grupo familiar, o a veces en el combite (yo iba a decir algo y me interrumpe).

B: Como lo que acaba de ver. Lo que acaba de presenciar ayer (antier en realidad). Pues una parte se pierde eso, ¿no? la convivencia, el trabajo... sí.

JM: Pues bueno, por ahora todavía sigue habiendo como el deshierbe, ¿no? (Benito me interrumpe diciendo: “en algunas partes”). ¿Y Ud. cree que va tender, digamos a que en unos 20 años ya la gente sólo fumigue y no deshierbe? ¿Ud. cree que puede llegar a suceder eso, o por lo menos en algunas partes?

B: Pues mientras yo creo que no, no tratemos por ejemplo en las escuelas, no tratemos esos temas, que veamos la repercusión de los venenos, el daño que provoca (sube de tono). Mientras no sepamos, mientras no sepan los muchachos, o la gente grande va a seguir usando, pero mientras nosotros enseñemos que eso no es bueno, pues este, yo creo que la gente va a reducir los usos externos.

JM: Profe, digamos, está su labor en la prepa, y ¿cree que hay otros espacios que se mire críticamente el uso de químicos, o que se incentive a no utilizarlos, acá en San Andrés? En alguna otra organización, algún grupo.

B: No, al contrario, creo que se exhiben, me imagino yo, o que se ha introducido en lugar de prevenir. Pues la gente lo aplica, y otra gente ve que el otro no está haciendo nada, entonces quiere hacer lo mismo. No, no hay otras organizaciones que pues se interese a evitar eso.

 JM: Entonces el panorama es desalentador un poco (profe: Sí). Porque yo digamos cuando pensé, bueno voy a ir a San Andrés, no pensé digamos, es que la mayoría de personas, casi todos, hasta los que tienen cargos tradicionales ¿no? Fumigan o fertilizan, ¿no? Profe, ¿encuentra alguna diferencia de por qué algunos fertilizan y por qué otros fumigan?

B: Sí, pues los que fertilizan es porque el suelo, no porque no le encuentran, la gente que fertilizan, me imagino, la gente así se acostumbró, como por decir, las parcelas que están aquí (cabecera de San Andrés) siempre así han sido trabajadas,[10] nadie se preocupa por aplicar en materia orgánica a la parcela (sube de tono) o aplicar otros abonos, este, pues que tienen nutrientes, pues, que le sirven a la milpa. Entonces como no saben, entonces, y como la tierra no produce si no le echa el fertilizante, entonces la gente piensa que la tierra no se puede mejorar. Que únicamente necesita los fertilizantes. Pero una vez ya que entiendan, los campesinos o la gente mayor, yo creo que empezaría a mejorar los suelos, a mejorar los suelos con recursos naturales. Para que la gente haga eso está difícil (el profesor se detiene, pero quiere decir algo y yo le interrumpo)

JM: Se necesita un proceso de enseñanza de qué hacer con los desechos, porque si se usan de verdad muy poco.

B: Y por ejemplo, la gente pues que limpia, es la gente, sólo de fuera, la gente que sí está acostumbrado (le interrumpo interrogando si con “afuera” se refiere a las personas de los ranchos fuera de la cabecera y afirma), también así se ha venido acostumbrando o así ha venido trabajando la familia, por eso lo hacen; entonces los pesticidas han alcanzado hasta a los alrededores, pues donde la gente que no sabía, pero pues ya está viendo, pues que se puede, que se puede aplicar.

JM: El profe ve igual de dañino tanto los fertilizantes como los pesticidas. Digamos no sé, ¿como faina y eso, son igual de dañinos?

B: Yo lo que tengo, lo que tengo entendido es que el fertilizante se extrae del petróleo, entonces el petróleo se queda allí en el suelo. Me imagino que sí, porque no crece la milpa sino que ocupa nomás el fertilizante, entonces como se acostumbra... se acostumbra...

JM: Sí, la tierra se acostumbra al fertilizante. De por sí esta zona decíamos que es muy difícil que de... pero una pregunta, he visto que los fertilizantes los usan en los grandes terrenos de aquí de San Andrés ¿Ud. cree que esa milpa de aquí (le señalo) usa fertilizante?

B: Ah aquí en los rincones, por ejemplo en los alrededores de las casas, esas no, solamente en las parcelas grandes. Ésta porque a lo mejor ahí quedó basura y se hace tierra negra y con eso pues se abona.

JM: Si he visto que en muchas casas hay milpas. Sería interesante saber si las de las casas utilizan fertilizante o químico.

B: Elaboración de composta, el bocacchi (Pregunto si eso se ve en la clase) En cuanto con cuáles se pueden mejorar los suelos: ahí vemos lo que vienen siendo las compostas.

JM: Profe si yo le preguntara cuál es el significado de la agricultura, cuál es la relevancia, la importancia que usted cree que tiene la agricultura.

B: Me imagino que es muy importante, porque cada año nosotros, bueno al cosechar el maíz, guardamos como la semilla que se va sembrar después; entonces, como sembramos los cinco colores, entonces guardamos los granos de cinco colores, entonces es muy importante porque es como un ciclo, un ciclo pues que cada año se va sembrando, eso es conservar la semilla criolla y pues si no se haría eso, me imagino que perderíamos nuestras semillas. Entonces una parte de la agricultura vienen siendo la parte pues de la cultura que, además de, de que nos proporciona la alimentación o que de ahí sacamos... los alimentos, es una parte como conservar, conservar este, nuestras semillas, y a la vez que siga transmitiendo las ceremonias o la tradición. Diría yo.

JM: Otros elementos que le podríamos agregar a la idea de tradición.

B: Sí pues este, creo que sería los cargos familiares, en cada núcleo familiar pues existe lo que viene siendo mmm, le dicen teiniwetsika y otro cargo que es este... teinaar(iu)wame, son como elementos. Es como la el teiniwetiska, viene siendo como la madre del maíz y teinariuwame viene como siendo la lluvia; entonces, es como por decir este... estar como en contacto con la, con la naturaleza y con, y con la lluvia, es como llamar la lluvia que regresa como un ciclo junto con el maíz, porque lo hace pues que, pues que nazca, como que van juntos, ¿no? Es como por decir si llueve, si llueve, pues me va ir bien, porque si siembro en la temporada de lluvia, por eso nosotros sembramos, sembramos entonces, sino pues no sembraríamos, dicen que no va a llover si dejamos las ceremonias que, que están este, que están ¿cómo se dice? calendarizados, es como parte del ciclo de la vida. Entonces si dejamos nosotros, tal vez, afectaría el ciclo de vida, tal vez que no llueva bien, o que el maíz no se ve. Las enfermedades también pueden abundar, por ejemplo, la caza del venado es como, como una liberación de enfermedades, los sacrificios, mucha gente dice: ¿por qué cada año van cazando el venado? es que, pues cada año hacemos los ritos, entonces ahí es cuando se ocupa pues la sangre del venado, es como para alimentar lo que viene siendo el maíz.

JM: Bueno ¿ahora Ud. cree que el toro o la res han reemplazado al venado?

B: No, ellos van juntos, hay veces que por ejemplo... si alguien va tomar un cargo pues primero se tiene que cazar el venado, y ya después el toro, mientras no se cace el venado no puede, no le pueden dar cargo a uno, sí porque pues va adelante el venado; por ejemplo los, la gente que se enferma, la gente que se enferma entonces mmm, tiene que tomar cargo, entonces si no se alivia, o mientras no se enferma, no puede tomar cargo (pregunto por qué tipo de cargo hablamos). Los cargos, al decir cargos me refiero, como le decía hace rato, en las familias, en las familias hay... este... le dicen como, yo le diría cargos, pues son funciones ehhhh, son funciones similares a los de Tukipa, son las mismas casi, pero pues yo diría que en pequeñas (menciono el hixiki) ajá, cada ranchería tiene pues su casa para ceremonia, le dicen los traspatios, o los patios familiares, le dicen, el mismo xikite, pero casi similar a los cargos. Bueno casi en las familias, casi no más se entrega, casi, casi no se caza primero el venado, como en las ceremonias... en las casas grandes sí porque, pero si cuando, cuando se va hacer la fiesta del elote, en ese sí más o menos tiene que ir los hombres a cazar el venado. La fiesta del elote como para bendecir lo cosechado, como para que la familia lo pueda consumir. Le decimos Tatei Neixa.

JM: El profesor me había mencionado la picadura del alacrán, o la picadura del animal cuando uno agarra el elote antes de la ceremonia. Pero hay forma para tomarlo antes sin que sea picado.

B: Los marakame saben más, ellos deben ejercer el respecto a eso... dicen que si pueden, este, por ejemplo, entender o quitar, o hacer que no le pase aunque lo haga, pero pues para todo está restringido el consumo nuevo, porque mmm, pues un marakame, si por ejemplo, cuando ya se madura la cosecha, por ejemplo, lo que hacíamos nosotros antes cuando vivíamos en el rancho, y vivía mi abuelo, entonces... no más el maíz que no es azul o de color... le decíamos pues que nos lo bendijera, no? entonces él ya no los daba, entonces si podíamos comerlo. (Pregunto por el tipo de maíz que se puede agarrar.) Uno que se siembra, que no se siembra, le dicen tseduri, es maíz blanco pero no es, pero no es blanco de color. Ése le dicen así, tseduri, que lo agarran de la tierra y lo siembran, ese sí, ese sí se puede agarrar. Ya a partir de 5 de octubre, pues aunque, bueno si yo tengo una milpa, tal vez puedo traer éste, para los niños, entonces para ese entonces ya todo dicen que ya queda pues ya libera para consumir, a partir del 5 de octubre, porque aquí se, se lleva una ceremonia, aquí en el centro, entonces para ese entonces ya, y dicen que, para todo, para todas las cosechas ya puede ser consumido. Aunque no vaya allá el abuelo, o no (interrupción mía), pero hay veces que por ejemplo, las familias que tienen, por ejemplo mmm, también le dicen las jícaras o cargos, a veces también lo, lo, se puede decir lo restringen hasta que haga la ceremonia en la familia. La fiesta del tambor, allí es cuando ya se ofrece, la cosecha.


Figura 2. La familia cuida de la milpa. En la foto el profesor Benito, su esposa, Ermelinda, y sus hijos Godofredo y Carlos. Fotografía: José Manuel Oyola Ballesteros 25 agosto de 2018.

Análisis

Desde la primera vez que me hablaron del profesor de Agroecología tuve la sensación de que había posibilidades de conocer personas que estuvieran en contra del uso de insumos químicos. El día en que lo conocí, a Benito, entre dudas le cuestioné sobre su forma de cultivar, si fumigaba o fertilizaba. Su respuesta: “No, hay que dar el ejemplo”, llamó mi atención y mi deseo de conocer su waxa. Entre caminatas y diálogos después de sus clases pude ir encontrando algunos elementos con los que singularmente el profesor vinculaba la agricultura, el maíz y la tradición, en cierta oposición a lo externo y al uso de agroquímicos. Entre el ir y venir en su vida como profesor wixarika de Agroecología se vislumbran nociones y significados que dan cuenta de una configuración en su pensamiento que de manera compleja entrecruza y apropia elementos aún valorados por él como propios o como externos, así como un juego entre el pasado, el presente modificador y el futuro.

Tras comentarios que ubicaban la llegada de los herbicidas a San Andrés en la década de 1990, en la entrevista del 3 de septiembre de 2018 con Benito decidí comenzar preguntándole si él pensaba que la agricultura había cambiado en los últimos 20 o 30 años. Sin lugar a dudas mi pregunta ya generaba una comparación del antes y la actualidad, pero la respuesta del profesor llevó a una reflexión sobre la tradición como un fenómeno temporal. Él dijo: “un poco, porque antes... la tradición estaba muy arraigada”. Observo acá que la interpelación a “la tradición” como algo que se origina en el pasado pero que ha visto modificaciones en el presente aparece como un punto de argumentación del profesor. Más adelante, él vuelve a mencionar que por la herbicida “la calidad del producto, no es ya puro, sino que es contaminado [...] la TRADICIÓN yo creo que con eso se pierde”. Pero en este punto ya no es una simple cuestión del presente diferente per se al pasado, sino que aparece el herbicida como el objeto/actor mediador de estas nuevas percepciones.

Debido al uso de los insumos químicos “se viene perdiendo la ayuda”, es decir, el trabajo cooperativo o el intercambio de fuerza de trabajo agrícola entre parientes o vecinos.[11] Por lo que la respuesta del profesor está vinculando los cambios agrotecnológicos acontecidos en la milpa wixarika como algo que desintegra formas de trabajo colectivo que hacían parte de la tradición hace unos años. Vale destacar que Weigand,[12] gracias a su quehacer etnográfico desde mediados de la década de 1960, destacó que el trabajo cooperativo era una de las principales características de la organización de la fuerza de trabajo en las rancherías wixaritari. Aún más, para él, “el adjetivo cooperativo está usado en este contexto en referencia a un grupo definido que trabaja y actúa conjunta y voluntariamente con un propósito o para beneficio común”.[13] Podría entonces yo destacar que “la ayuda”, como un elemento de las actividades productivas de los wixaritari, hace parte de lo que se considera “la tradición” según el profe, y más aún, que estos dos elementos son los que permiten la convivencia y unidad entre los integrantes de la comunidad.

Retomo la idea de sistema de voz propuesto por Hill[14] en el que se da cuenta de la forma como la conciencia de la persona y su subjetividad aparece ubicada en el discurso a partir de estrategias retóricas. Más específico en la argumentación de Benito, en su ideología la tradición deviene del pasado y se caracteriza por elementos como el trabajo cooperativo interno frente cosas externas que aparecen en el presente y modifican las relaciones comunitarias. Hay una tensión entonces entre pasado/presente emparejada al conflicto entre interno/externo. Debido a mi pregunta el profesor inicia diciendo que sí, porque “antes...”, pero debido al uso de algo que no estaba en el espacio local “entonces...”, “además...” y “a la vez...”. Aparece una estructura tripartita con la que el profesor argumenta, del antes hacia el ahora, los cambios vividos como consecuencia de los insumos químicos. De igual manera, respecto de la aparición de la conciencia de Benito en el sistema de voz, se me hace interesante que no utiliza en ningún momento el pronombre “nosotros” para destacar los elementos de “la tradición” y de la “ayuda” en la comunidad donde vive, sino que siempre me está interpelando desde lo que él piensa como individuo. Sus “me imagino” y “yo creo” aparecen como el punto de partida desde el cual el profesor da continuidad a una pregunta que yo le dirigí a su ser subjetivo, a sus ideas y concepciones. Valdría entonces la pena reflexionar a propósito de cómo las preguntas en una ámbito de entrevista inciden totalmente en la forma como el profesor responde; o aún más interesante, cómo en estos espacios la voz del investigador puede llegar a incidir en el sistema de voz que moviliza el interlocutor.

Para darle continuidad a la reflexión acerca del tiempo en las ideas que tiene Benito sobre las consecuencias de los insumos químicos en la agricultura local, quiero abordar un punto de la entrevista en el que quise saber qué pensaba del futuro con respecto a la ampliación de la fumigación. De nuevo, mi pregunta comienza con el “usted cree...” a lo que él responde con dos “yo creo...”. La estructura de la entrevista sigue manteniendo una lógica de pregunta y respuesta en la que los verbos que yo utilizo son movilizados por el profesor para responder. En este caso se habla de un posible futuro en donde la actividad familiar de deshierbe, que es una de las que exige mayor esfuerzo durante el periodo agrícola, podría desaparecer debido al uso generalizado de los herbicidas. Esto lleva a que el profesor hable desde su labor de docente de agroecología para poder pensar en lo que sería un tiempo caracterizado por el mayor abandono del trabajo grupal, según el cual, como ya he mencionado, para Benito permite la convivencia y consolida la interacción intracomunitaria.

Volvamos a la respuesta en concreto. Benito dijo que no cree que pueda suceder que se abandone este tipo de actividad cohesionadora. Pero para esto, diferente a su primera respuesta con respecto el pasado, el profesor está apelando a su labor subjetiva. Dice: que mientras “no tratemos por ejemplo en las escuelas”, “no sepamos”, “no sepan los muchachos o la gente grande...”, hasta que aparece “pero mientras nosotros [...] enseñemos que eso no es bueno [...] yo creo que la gente va a reducir los usos”. Esta vez mi pregunta apeló tanto a la subjetividad del profesor que lo llevó a pensar en su labor cotidiana, la de enseñar. Pero aún más interesante es que en ese momento, aunque seguía utilizando el “yo creo”, aparecieron los verbos conjugados en primera persona plural “tratemos”, “enseñemos”, “sepamos” y “demos”. Me parece particular que para hablar del presente con relación al pasado el profesor reflexiona en términos un poco impersonales sobre “la tradición”, como desde la voz autoritativa; pero a la hora de ahondar en un futuro negativo para él sí trajo a colación a la colectividad, a la comunidad (educativa principalmente) que permitiría resistir a eso que se piensa como una amenaza. La idea de grupo aparece entonces como una unidad que se infiere que es local y que evitaría las consecuencias de eso externo. Parece ser que en la perspectiva de Benito el presente es un punto de inflexión en el que lo externo está haciendo presión sobre ciertos elementos locales y que el futuro va a lograr recuperar esos elementos como era en el pasado. Tal vez una idea que encapsularía las dinámicas mismas en las que se encuentra la agricultura wixarika, pero que indiscutiblemente puede llevar a pensar en las formas como localmente se movilizan prácticas y creencias generadas en el pasado colectivo para reivindicar identidades étnicas.

Finalizó la reflexión con las constantes pausas retóricas que utiliza el profesor en su discurso. En este caso, me pareció que tal vez la presencia de la grabadora mediaba la manera como desarrolló su discurso. Habría que poner mayor atención a posibles cambios drásticos en la retórica de la persona cuando habla en una charla “informal” en comparación con los momentos donde hay un objeto que implica que lo que yo diga puede ser escuchado por otras personas en otros contextos. Así mismo, se podría pensar en que esas pausas y silencios tienen alguna relación con el hecho de que el profesor no está hablando en su lengua nativa y cotidiana; o tal vez estos silencios hagan parte del performance de Benito para hacer uso del español y que haya una carga ideológica en cómo se expresa cuando utiliza este idioma.


Figura 3. La familia deshierba junta. De izquierda a derecha: el profesor Benito, en caballo su padre, Leopoldo, y su esposa, Ermelinda, deshierbando con azadón. Fotografía: José Manuel Oyola Ballesteros 25 agosto de 2018.

Conclusiones

Aunque no he ahondado en todos los elementos que Benito expresa en la entrevista, creo que es pertinente aterrizar la reflexión a las experiencias que los wixaritari han vivido más o menos durante el último medio siglo. La llegada de nuevos actores institucionales y sus programas ha derivado en una reflexión local sobre la pertinencia —o no— de esos nuevos elementos enseñados para que se apropien en la agricultura local (ya sean los herbicidas y el discurso productivista, o ya sea las nociones ecologistas y el discurso ambientalista).

La mayoría de los wixaritari aplican fertilizante para sus milpas cuando es en tierra plana, o herbicida cuando es en la barranca. Han reapropiado entonces una tecnología que hasta una época era ajena para poder utilizar el tiempo de otras maneras. No obstante, hay algunas personas, entre ellas el profesor Benito, quienes han tenido contacto con grupos ecologistas externos y con discursos ambientalistas. De manera que en la nueva dinámica productiva y de relación con el maíz, no sólo los agroquímicos han sido interiorizados a nivel local, sino que también existe la apropiación de discursos y prácticas agroecológicas que antes no se movilizaban entre los wixaritari.

Benito, con su reflexión sobre la tradición y la dinámica pasado-presente-futuro, da cuenta de cómo la ontología wixarika se entrecruza con el discurso ambientalista que reivindica la agricultura orgánica. Para él, el costumbre (tanto ceremonias como la relación cosmológica-parental con el maíz) está en diálogo con el rechazo a los insumos químicos (que él llama venenos) que muchas organizaciones a nivel estatal y nacional han hecho para defender la agricultura de milpa y los maíces nativos. Pero no es cuestión de que el costumbre atacado por las nuevas tecnologías agrícolas vaya a desaparecer así no más como un camino ya predeterminado, sino que la acción colectiva y la reflexión comunitaria son importantes para que los wixaritari puedan defender su cultura. Así como dijo Benito, con procesos pedagógicos que incentiven relaciones más recíprocas con los antepasados divinizados (tierra-Yurienaka, maíz-Niwetsika, agua-Haramara, entre otros) en los y las jóvenes, quienes ya participan del cuidado de la milpa, la cultura wixarika podrá seguir renovando su vínculo con el territorio.

Queda para otra ocasión traer la perspectiva de aquellos wixaritari que fumigan cada año su milpa, pero que igualmente mantienen vínculos estrechos con la madre maíz. Sin lugar a dudas, otros argumentos sobre la forma de apropiar lo externo se pondrían en escena.

Otros análisis históricos y coyunturales habría que realizar para entender cómo esta comunidad indígena se reconfigura entre un mundo cada vez más conectado y dinamizado. Pero no sólo por parte de los académicos, sino que es hora de que reflexionemos sobre los mismos argumentos que las personas elaboran y cómo los ponen a dialogar en diversos contextos.


[1] Johannes Neurath, Las fiestas de la Casa Grande (México: INAH / Universidad de Guadalajara, 2002).
[2] Una característica clave del papel protagónico que tiene el maíz en la cultura mesoamericana está vinculada con la relación madre-hijos que existe entre éste y los humanos. Así como el de los wixaritari, otro ejemplo puede ser el de los nahua del alto río Balsas y sus relaciones de parentesco con el maíz, Raby menciona que, “según los contextos, puede ser concebida como hermana (del hombre); compañera (de la mujer); hija (de Dios, pero también como una muchacha en la familia); madre (de todo ser humano) o (erróneamente, como hemos visto) amante”. Dominique Raby, “Nuestra madre sufre y llora. Violencia intrafamiliar y buen vivir desde la relación al maíz en una comunidad nahua de Guerrero, México”. Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad 39, núm. 155 (2018): 43-75, 53.
[3] Karen Reed, El INI y los huicholes (México: Instituto Nacional Indigenista, 1972), 47.
[4] José Torres, El hostigamiento a “el costumbre” huichol: Los procesos de hibridación social. Colección Investigaciones (Zamora: El Colegio de Michoacán / Universidad de Guadalajara, 2000), 202.
[5] José Manuel Oyola Ballesteros, Notas del diario de campo, julio-septiembre de 2018.
[6] Phil Weigand, Ensayos sobre el Gran Nayar. Entre coras, huicholes y tepehuanos (México: INI / El Colegio de Michoacán / Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos de la Embajada de Francia en México, 1992); Víctor Vidal, Maíces nativos de Nayarit, México (Santiago Ixcuintla: Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, 2017).
[7] Beatriz Rojas, Los huicholes en la historia (México: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1993).
[8] Sigo algunos elementos indicados por Briggs (1988) para remarcar la poética y retórica de mi interlocutor. Por un lado, el uso de acotaciones entre corchetes para explicar alguna palabra o ideas, las mayúsculas para indicar el momento en que el profe sube el tono de sus palabras; agrego los puntos suspensivos para dar cuenta de un silencio, con los puntos suspensivos entre corchetes indico que hay un momento de la entrevista no agregado a esta transcripción, la repetición de la última letra como representación de los momentos en que se alargan las palabras mientras mentalmente se elabora la continuidad del discurso. Vid. Charles Briggs, “Appendix: Methods of transcription”, enn Competence in Performance: The Creativity of Tradition in Mexicano Verbal Art, 55-57 (Filadelfia: University of Pennsylvania Press, 1988).
[9] La aceptación por parte de Benito Carrillo para la publicación y uso de la entrevista con fines académicos se encuentra en el audio de la entrevista y no está por escrito.
[10] Los terrenos de los que se habla fueron trabajados desde la llegada del Plan Huicot y entonces se fertilizó con químicos por primera vez en San Andrés. Hoy en día, debido al uso excesivo de agroquímicos para la producción de la milpa, el terreno no es capaz de producir maíz por sí solo. Oyola, Notas del diario de campo, julio-septiembre de 2018.
[11] Vale destacar que el territorio wixarika se configura en un sistema interconectado de rancherías, en las cuales viven por lo general personas relacionadas unas con otras por cuestiones de parentesco. Por lo que, en la mayoría de los casos, los vecinos de rancho y de milpa son familiares. Paul Liffman, La territorialidad wixarika y el espacio nacional. Reivindicación indígena en el occidente de México (Zamora: El Colegio de Michoacán / Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2012).
[12] Weigand, Ensayos sobre el Gran Nayar...
[13] Weigand, Ensayos sobre el Gran Nayar..., 36.
[14] Jane Hill, “The voices of don Gabriel: Responsability and self in a modern Mexican narrative”, en The Dialogic Emergence of Culture, ed. por Dennis Tedlock y Bruce Mannheim (Chicago: University of Illinois Press, 1995) 97-147.

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Narrativas Antropológicas, primera época, año 6, número 11, enero-junio de 2025, es una publicación electrónica semestral editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura, Córdoba 45, col. Roma, C.P. 06700, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, www.revistadeas.inah.gob.mx. Editor responsable: Benigno Casas de la Torre. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2019-121112490400-203, otorgada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la ultima actualización del número: Iñigo Aguilar Medina, Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH, Av. San Jerónimo 880, col. San Jerónimo Lídice, alcaldía Magdalena Contreras, C.P. 10200, Ciudad de México; fecha de última actualización: 10 de enero de 2025.

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